El sistema inmunitario nos protege de un gran número de enfermedades infecciosas, alérgicas, reumáticas y autoinmunes. Muy a menudo, de hecho, estas condiciones patológicas surgen precisamente porque el sistema inmunológico está bajo. Los gérmenes patógenos atacan las vías respiratorias y pueden causar tos, resfriado, fiebre y agotamiento, o pueden atacar la vejiga y el tracto urogenital y también las demás mucosas. Los virus agresores son de muy diferente peligrosidad: Herpes, Epstein Barr (mononucleosis), VIH, virus de la hepatitis B y C, etc. Por ello, es fundamental correr a resguardarse y fortalecer el sistema inmunitario. Shiitake, Reishi y Agaricus llevan el sistema inmunológico a su máxima eficacia y son importantes tanto para la prevención como para el tratamiento de estas enfermedades.

Las enfermedades inflamatorias (es decir, generalmente todas las que terminan en -itis), se caracterizan por un proceso inflamatorio subyacente que puede afectar a diversos órganos o tejidos. Se dividen en patologías agudas, caracterizadas por síntomas temporales, pero que pueden reaparecer, y patologías crónicas, caracterizadas por síntomas que no pueden resolverse. Puede ocurrir que quienes la padecen desarrollen síntomas muy molestos y evidentes. Otras veces, sin embargo, puede ocurrir que haya rasgos de "inflamación de bajo grado", con pocos síntomas, no destacados por las pruebas de rutina, pero que crean problemas a largo plazo. Existen muchas enfermedades inflamatorias, precisamente porque pueden afectar cualquier zona de nuestro cuerpo: entre las más comunes puedo mencionar faringitis, bronquitis, otitis, apendicitis, neumonía, conjuntivitis, resfriados, gastritis, colitis, cistitis, artritis, vaginitis, dermatitis, etc Suelen tratarse mediante la administración de fármacos antiinflamatorios no esteroideos conocidos por la mayoría como AINE (Antiinflamatorios no esteroideos) o en casos más graves con fármacos de cortisona. Reishi, Auricularia, Maitake, son muy efectivos tanto para prevenir como para contrarrestar inflamaciones de todo tipo.

Las enfermedades tiroideas más frecuentes son: la tiroiditis de Hashimoto, caracterizada por hipotiroidismo y producción insuficiente de hormonas tiroideas T3 y T4 y la enfermedad de Basedow, caracterizada por hipertiroidismo y producción excesiva de hormonas tiroideas T3 y T4. Ambas son enfermedades autoinmunes, por lo tanto debidas a una acción autoagresiva del sistema inmune contra la tiroides, a través de la acción patológica de autoanticuerpos autoinmunes. Se trata de dos enfermedades autoinmunes crónicas, que generalmente se tratan con tratamientos farmacológicos de por vida. Agaricus, Reishi y Shiitake son muy efectivos, ya que gracias a su acción, tienden a reducir gradualmente todos los anticuerpos autoinmunes, conduciendo a la tiroides hacia el restablecimiento de la correcta producción de hormonas tiroideas T3 y T4.

¿Cuándo se debe iniciar el tratamiento con hongos medicinales?

Lo antes posible. De hecho, si no se ataja el problema y no se detiene la causa subyacente, es natural que la enfermedad tienda a escalar, dando lugar a patologías más graves. Cuanto más avanzada está la enfermedad, más nos enfrentamos a un enemigo que se ha arraigado profundamente en el cuerpo. Sin embargo, esto no significa que tengamos que rendirnos, al contrario, significa que debemos mantener la guardia alta y defendernos incluso con hongos medicinales. De hecho, los hongos medicinales todavía dan resultados importantes.

El progreso depende de la duración y la gravedad del cuadro: cuanto más crónica es la enfermedad y ha durado muchos años, más lento es el progreso, aunque siempre sea constante y real. Se pueden reconocer dos fases: en la "fase 1" la enfermedad tiende paulatinamente a parar y no empeorar, como un coche lanzado a gran velocidad que necesita tiempo y espacio para detenerse. En la "fase 2" la enfermedad tiende a disminuir con la reducción de síntomas y causas. Estas dos fases se pueden reconocer en el tratamiento de cada patología y tienen tiempos diferentes según el tipo de patología y su gravedad. En enfermedades menos graves (por ejemplo, rinitis alérgica, gastritis y estreñimiento), las dos fases están muy próximas entre sí, por lo que a menudo se logra una recuperación completa rápidamente. En enfermedades degenerativas y en las más graves (por ejemplo hepatitis C, Alzheimer y fibrilación auricular) frenar el empeoramiento de la patología es un excelente resultado (fase 1). Es importante conocer estas fases para comprender el tratamiento y guiar el proceso de curación de forma realista.

Es el período inicial del tratamiento. Después de 3 meses de tratamiento hago la primera comparación y veo qué síntomas y análisis de sangre han cambiado. En general, durante el primer mes se obtiene una depuración general que produce un bienestar inicial, mientras que en el segundo y tercer mes disminuyen los síntomas y causas. Los hongos curativos comienzan a "cooperar". Comienzan a recrear y fortalecer el equilibrio, la salud y el bienestar y permiten que los principios activos más complejos comiencen a actuar.

En los primeros tres meses comienza ese viaje de sanación. Las causas de enfermedad que han producido disfunciones y partes enfermas se curan progresivamente, con el resultado de que los síntomas ceden y los tejidos se regeneran. De hecho, los resultados suelen ser un mayor bienestar general y una disminución de los síntomas: generalmente desaparece un tercio o la mitad de los síntomas. El bienestar se siente a varios niveles: se duerme mejor, se digiere mejor, menos dolor, más energía, más serenidad.

El bienestar general se consolida. Los síntomas disminuyen aún más: a menudo desaparecen por completo, en enfermedades más graves hay otra mejoría si desaparece otro tercio. Los remedios y el organismo han entrado en una sinergia más profunda y esta colaboración se fortalece, los principios activos están plenamente activos. Procede la disminución de causas y síntomas y se acompaña de mayor equilibrio, salud y bienestar.

Después de los primeros seis meses de tratamiento y evaluar los beneficios logrados. Muy a menudo, en muchas enfermedades, los síntomas y las causas se han resuelto. En estos casos es posible revisar el tratamiento y si hay otros síntomas o problemas, se pueden cambiar algunas setas medicinales con las que tratar otros síntomas. También en este caso, al final del trimestre se evaluarán los beneficios alcanzados. A los tres meses se evalúan los beneficios conseguidos y los síntomas curados. Si, por el contrario, se han resuelto todos los síntomas, se puede pasar a la fase de mantenimiento.

Una vez que todos los síntomas se han resuelto, puedo pasar a la atención de mantenimiento. Sin embargo, si todavía tengo síntomas continuos, aún no es el momento de hacer una reducción en los hongos medicinales que uso. Tengo que evaluar cuidadosamente la situación, porque a veces el cuerpo no necesita todos los hongos, a veces todavía los necesita. Depende del tipo de patología y se necesita un poco de experiencia para comprender si el cuerpo ha alcanzado un equilibrio lo suficientemente sólido como para poder mantener su plena salud incluso reduciendo la cantidad de hongos a tomar. Para el mantenimiento, es posible hacer una reducción si se desea. Mejor reducir el número de setas, por ejemplo de tres a dos, pero manteniendo siempre la dosis mínima eficaz de 2 g. por día. Reducir las setas medicinales si te sientes bien es legítimo, incluso si la reducción probablemente no da beneficios reales porque siempre trae un beneficio interesante en términos de salud y prevención.

Por supuesto es recomendable continuar el tratamiento durante mucho tiempo. De hecho, esta es la enseñanza que proviene de la cultura oriental, en la que se toman hongos curativos desde una edad temprana hasta la vejez. Deben verse, no como la solución cuando se tienen problemas, sino como uno de los buenos hábitos que se deben cultivar para el propio bienestar: como comer sano, hacer ejercicio, dedicar tiempo al descanso, tener buenas amistades, cultivar valores. de amor y solidaridad.